martes, 1 de marzo de 2011

MAN IN THE MIRROR

El espejo devuelve la imagen de un hombre solo en su habitación, le acompaña su 14° café de hoy; se lo ve pensativo, perplejo, sobre unas hojas garabatea pensamientos.
¡Deja ya de mirarme maldito espejo! No cabemos los 2 en este lugar, no cabe tu música, no caben tus ojos o tus papeles, tus materias y tus fotos, tus tenis viejos o tu bicicleta, no caben más mujeres, no cabes ya, no caben más sombreros, tus recuerdos o tu banda, tus bufandas y tus experimentadas mochilas, no cabes con tus risas y tus bailes, con tus rayas, tus escritos, tus lecturas y tus coleteras, no caben tus gafas, ni tus jeans o tu biblia, no caben más pocillos y cucharas. No cabes sin ella.
El hombre lleva a cuestas muchos años más de los que admite; su mirada se eleva pensando en cuánto le gusta la manera como su musa pronuncia cierta palabra, suspira. Ahora me mira y luce igual que yo, me pica el ojo y me obliga a sentarme a escribir. Le obedezco mientras le doy gracias a Dios por el alfabeto, por los mejores minutos de la semana –a su lado- y por aquel tipo que descubrió que al pulir un mineral, éste de devolvía la imagen y lo llamó espejo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario